viernes, 6 de junio de 2008
HISTORIA DE LA HERMANDAD DE SAN BERNARDO
REAL ILUSTRE Y FERVOROSA HERMANDAD SACRAMENTAL
DE LA PURA Y LIMPIA CONCEPCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
ÁNIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO Y COFRADÍA DE NAZARENOS
DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA SALUD
MARÍA SANTÍSIMA DEL REFUGIO
SANTA CRUZ, NUESTRA SEÑORA DEL PATROCINIO
SANTA BÁRBARA Y SAN BERNARDO
Establecida canónicamente y desde su fundación en la Iglesia Parroquial del Señor San Bernardo de la Muy Heroica, Leal, Invicta y Mariana ciudad de Sevilla.
HISTORIA.
En la década de los cuarenta del siglo XVIII, un grupo de muchachos, animados por la fe e inmersos en el ambiente penitencial de la Sevilla de la mitad de siglo, pasean por las calles del barrio con bastante frecuencia, en pequeños pasitos, una cofradía en miniatura, que va cambiando de imágenes y de pasos según sus posibilidades económicas y número de asociados al grupo inicial.
D. José Bermejo, historiador sevillano del siglo XIX, la sitúa en el año de 1748, pero es muy posible que los inicios de estos muchachos sea bastante antes puesto que ya en 1744 se poseen algunos indicios sobre su existencia.
Fueron en concreto dos muchachos, Juan Severino y Juan Rodríguez, que vivían en la calle Tapada del barrio de San Bernardo, los que a diario y por su calle paseaban procesionalmente en un pasito una imagen de barro del Señor con la Cruz a cuestas, al que dieron el título de las Tres Caídas.
A estos dos se les une un tercero, llamado Antonio Alonso Sánchez, comprando una imagen del Señor Crucificado y otra de la Virgen, titulándolos Santísimo Cristo de la Salud y Virgen del Patrocinio. Estas imágenes, al ser de barro, tenían que estar constantemente renovándose.
Juan Severino perece ahogado y las imágenes pasan entonces al domicilio de Juan Rodríguez, momento en que se incorpora otro miembro llamado Ramón de Peredo, llegando a la conclusión que tenían que hacer unos pasos algo mayores, idea que ejecutaron comprando otras imágenes mayores y agrupando un gran número de críos de su edad que se les unieron para todos los años hacer estación en la tarde del Domingo de Ramos desde la calle Tapada hasta la plaza de la Iglesia. De esta forma salió hasta el año 1758.
A partir de entonces empezó a salir de casa de Ramón de Peredo que se había mudado a la calle de Ocho Hornos. La Cofradía fue en aumento y ya en el año de 1761 Antonio Alonso Sánchez, que era su Hermano Mayor, habla con el cura para poder instalar las imágenes en la Iglesia, a lo que accede D. Juan Antonio de Villanueva de Albendea. Una vez establecidos en la Iglesia, eligen como secretario a Eusebio Pulido y se inicia un libro de asientos de la Hermandad.
En el Domingo de Ramos del siguiente año de 1762 sale de la Parroquia portando el Crucificado que había en lo alto del altar de la Sacramental.
En 1763, con sus Reglas redactadas, es D. Juan Antonio de Villanueva, cura párroco de San Bernardo, el que se dirige al Provisor D. José Aguilar y Cueto para que se las aprobase, pero no fueron admitidas, lográndose no obstante, de parte del Cardenal Solís la licencia para procesionar en la tarde del Lunes Santo, siempre y cuando lo acompañase el cura, y D. Juan Ponce de León, presidente de Capillas, diese el correspondiente permiso para que la Cofradía saliese de la Iglesia.
Con este motivo los cofrades prepararon la estación de ese año con mayor orden y lucimiento que en años anteriores, para lo cual pidieron permiso al Prior de los Dominicos del Convento de Portaceli para poder sacar un Crucificado que había en la sala De Profundis y le solicitaron le bendijera una imagen grande de la Virgen, a lo cual el Prior accedió.
Los pasos se adornaron en dicho convento, trasladándose en la noche del Domingo de Ramos a la Iglesia, traslado que se produjo con muchas luces, repiques de campanas y acompañados de un gran número de personas y un grupo de religiosos dominicos del referido convento. El Lunes Santo sale de la Parroquia la Cofradía haciendo estación a la Iglesia del Convento de San Benito.
El día 11 de abril de 1764, tras información favorable del nuevo párroco D. José Ramón de Aldana, se aprueban sus Reglas por el Provisor, haciendo su primera Estación de Penitencia a la Catedral el día 18 de abril del mismo año.
El día 3 de abril del siguiente año de 1765, Miércoles Santo, la Cofradía sale por segunda vez a la Catedral portando ya el magnífico Crucificado que existía en la Iglesia de San Bernardo.
La Hermandad hasta nuestros días ha tenido diferentes momentos siempre en línea con la situación de la época, siendo de destacar que el Consejo de Castilla, con fecha 4 de marzo de 1793, aprueba sus nuevas Reglas ajustadas y constituidas por diez capítulos. La verdad es que ha tenido momentos de gran auge y otros en los que ha caído en un cierto olvido.
El 11 de diciembre de 1.815 la Hermandad de Penitencia se fusiona con la de la Santa Cruz y Nuestra Señora del Patrocinio, también radicada en la Parroquia de San Bernardo y cuyas primeras Reglas datan del año de 1.732, pasando a ser por tanto Hermandad de Gloria y de Penitencia.
Desde hace bastante tiempo a la Hermandad de San Bernardo se la conoce por el sobrenombre de Hermandad de los Toreros, viniéndole dicho sobrenombre desde el siglo pasado por haber contados entre sus hermanos a numerosos maestros de la tauromaquia. El iniciador de esta vinculación es Francisco Arjona, el famoso Curro Cúchares, que junto con un grupo de vecinos del barrio reorganizan la Hermandad tras el periodo de decadencia a la que se vio sometida a partir de 1.813, llegando él mismo a pagar el manto y palio de terciopelo negro para el paso de la Santísima Virgen.
Cúchares, que era Hermano Mayor, marcha a América cumpliendo sus obligaciones profesionales y muere en Cuba de peste negra, muerte que por su enfermedad hace imposible su retorno. Tras su muerte, vuelve la Hermandad a caer en la postración y es otro Francisco Arjona, hijo del anterior, también llamado Currito, quien se decide a reorganizar de nuevo la Cofradía, y que gracias a la ayuda del párroco D. Antonio de la Peña y Ojeda, consigue levantarla de nuevo poniendo buena parte de su dinero para lograr los enseres necesarios. Este se rodea de personajes tan conocidos como El Tato, que regala el manto negro denominado de las manzanas, así llamado porque en él figuraban bordadas en oro 168 manzanas sostenidas por golfines o dragones pequeños.
Este Currito, que como su padre llega a ocupar el cargo de Hermano Mayor, logra su propósito y levanta una Hermandad con una imagen del Cristo de la Salud atribuida a Pedro Roldán, una imagen de la Virgen atribuida a Cristóbal Ramos, una María Magdalena de José Ordóñez que procesionaba en el paso de Cristo, y un San Juan de Astorga que acompañaba a la Virgen. Además logra traer los restos de su padre ocultos en un tonel de salmuera para darle sepultura bajo el altar del Cristo de la Salud, donde bajo sencilla lápida todavía reposan.
Otros toreros han pertenecido a la nómina de la Hermandad, como José Claro, Pepete, que ocupó el puesto de Mayordomo, llegando a donar un terno completo para de éste sacar los bordados de la saya de salida de la Santísima Virgen, primitivamente negra, y luciéndose ahora sobre tisú de plata. Además, pertenecen o han pertenecido a la Hermandad los Trigo, Paco Fuentes, los Bienvenida, y ya más cercanos a nuestros días Antonio Ordóñez, Diego Puerta y los hermanos Vázquez Garcés, de los que Manolo fue Hermano Mayor, siendo hasta la fecha el último torero que ha ocupado dicho cargo.
Muchas han sido las anécdotas acaecidas en la vida de nuestra Hermandad a lo largo del siglo en que vivimos, pero tenemos que pararnos para hacer mención a los momentos tristes vividos por el pueblo de Sevilla, que vio como grupos de incontrolados, de forma vandálica y guiados por el odio y la incultura, atentaban contra la devoción de muchos cofrades y contra todas las obras de arte relacionadas con dicha devoción. San Bernardo no escapó a esa barbarie y como otros muchos templos fue saqueado y las imágenes destruidas por el fuego. En estos incidentes se perdieron la magnífica imagen del Crucificado, tradicionalmente atribuido a Pedro Roldán aunque diversos autores lo hacen ahora a Montes de Oca, y la imagen de Nuestra Señora del Refugio, también tradicionalmente atribuida a Cristóbal Ramos o a Luisa Roldán, La Roldana, hija del anteriormente mencionado Pedro Roldán.
Por lo desagradable del momento no nos queremos estancar en esta recordada fecha de julio de 1936, pero la fuerza de los cofrades de San Bernardo fue tal que, en el año de 1937, y con un solo paso, se efectuó la Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral, para lo cual se contó con la autorización del Arzobispado de Sevilla de utilizar una imagen de Crucificado que se hallaba depositada en la Santa Escuela del Espíritu Santo.
Muchas fueron las gestiones hechas por aquellas fechas encaminadas a la consecución de unas imágenes que sustituyeran a las anteriormente perdidas, encontrándose luz en enero de 1938 al conseguirse del Cardenal Arzobispo de Sevilla, D. Pedro Segura y Sáenz, la cesión de la imagen del Crucificado de la citada Escuela de Cristo.
Es también en enero, pero del año siguiente y en su día primero cuando la Hermandad ve como el barrio se engalana para recibir a la Madre que nunca los abandonó pero como bonita sevillana, que venía a iluminar de nuevo a su gente y a ofrecer como siempre su manto para proteger y refugiar a todos los hermanos de esta Corporación.
En el año de 1.939, la imagen del Santísimo Cristo de la Salud presidió el altar que se levantó en la Plaza de España con motivo de las Misiones.
En el año de 1.966 se fusiona con la Hermandad Sacramental y de Animas de la Parroquia de San Bernardo, una de las más antiguas de Sevilla, pasando a ser de las pocas en nuestra ciudad que es la vez Hermandad Sacramental, de Penitencia y de Gloria.
Sevilla ha poseído siempre una gran devoción por la Santísima Virgen María, habiéndole demostrado su amor en incontables ocasiones. Recogiendo este sentir popular hacia nuestra Bendita Madre, D. Antonio Filpo Rojas, a la sazón Hermano Mayor, tuvo la feliz iniciativa de solicitar para nuestra ciudad el título de Mariana, honor que ostenta con orgullo desde el año de 1.946.
En el año de 1.989, el Consejo General de Hermandades y Cofradías de la ciudad de Sevilla designó a nuestra imagen titular, el Santísimo Cristo de la Salud, para celebrar el tradicional Vía crucis que cada año, como es ya tradicional, se celebra el primer lunes de Cuaresma, coincidiendo en tal ocasión con el día 13 de febrero.
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